La destrucción de Podemos.













Ya está. Hoy, el señor de traje en penumbra que hace un año murmuró «Hay que acabar con ese partido…» con rabia mientras acariciaba su gato y le daba una calada a su puro, puede respirar tranquilo.

Podemos ha sido masacrado por los medios de comunicación con una mentira tras otra, seguida de otra y otra, que iban en portada y a la semana siguiente las desmentían en letra pequeña en páginas interiores. El votante medio, que oye el río pero no lo ve, escuchaba por encima cosas que no le gustaban y al final empezó a desconfiar. El discurso del miedo, estaba funcionando. Una vez sembrada la incertidumbre tocaba el estacazo final, la aparición de un nuevo partido por gracia divina para salvarnos a todos. Un partido que ha tenido corruptos en sus filas y que, en el más de un lustro que lleva en el Parlament, siempre vota lo mismo que el PP. Un partido que sí le gusta al hombre del que hablé al principio. Ciudadanos, un partido del que parece que los medios tienen prohibido decir nada malo…


El señor del traje, que prestó dinero a los viejos partidos y se lo perdonó (el mismo que desahucia ancianos), hoy consigue que el gobierno (a su favor) reparta nuevas licencias de TDT poco antes de las elecciones (¡qué generosos!), para tener de su parte a los grandes grupos audiovisuales, siguiendo así con su cadena de favores. En una sociedad donde los periódicos necesitan dinero de gobierno y de los bancos para subsistir, ¿qué capacidad tienen éstos para poder ser objetivos?

Y así se engaña a un país, señores. Y para evitar cualquier posibilidad de rebelión por parte de la “generación más preparada”, pues subimos las tasas universitarias, recortamos en educación y ponemos el IVA cultural más alto de Europa (no vaya a ser que se pasen de listos). Es el plan perfecto. Pero eso sí, que no falten los toros en horario infantil y la religión en las escuelas, que es lo que hace falta.