QUILLO Y NALA




Han pasado dos años y medio desde que escribí aquello, y en ese tiempo, han cambiado las cosas. Llegó Quillo, Olé murió de cáncer en su décimo tercer año y después vino a nosotros Nala.

Quillo es un perro alegre y muy juguetón. Se unió a nosotros en Cádiz, de ahí su nombre. Apenas era un bebé cuando llegó y se ganó la confianza de Olé. Cuando ella murió, su energía y entusiasmo nos ayudó a todos a pasar el mal trago. Poco a poco fue mejorando su relación con Nani, ahora son la 'parejita'.  Es el más callejero de la familia, no es nada tímido y le encanta correr. Su rasgo más característico es la mandíbula inferior, que la tiene hacia fuera, haciendo que tenga siempre esos colmillos por fuera. Puede parecer poco estético, pero al final le quieres tanto que es imposible ver lo feo que es. De tamaño es un poco más grande que Nani y más pequeño que Olé. Quillo es el perro incansable, que puede estar horas y horas yendo a buscar la pelota y trayéndotela para que se la vuelvas a tirar. Y cuando vuelvas a casa, todavía te traerá la pelota y la podrá delate de ti, esperando a que la lances.



Nala vino siendo una perrita muy pequeña y dormilona, que apenas se movía. Tanto, que incluso llegamos a pensar que podía tener algún tipo de sordera, pero luego resultó que era más pequeña de lo que pensábamos, probablemente no llegaría ni al mes. Con el tiempo espabiló y ahora es imparable. Lo muerde todo, lo destruye todo. Pero tiene algo de la personalidad de Olé, y es que (además de coger los pañuelos sucios) nunca planta cara a sus dueños ni a otros perros. Siempre es sumisa y encantadora, sin ningún tipo de maldad. De pequeña tenía los ojos claros, por eso nos recordó a Nala de "El Rey León", de ahí su nombre. Es más joven que Quillo pero pronto se hizo más grande que él y le hace polvo con sus juegos, aunque siempre será su mejor compañera para ellos.








Olé, Nani y Quillo.
Nani y Quillo
Olé y Quillo, casi como madre e hijo.

Nala cuando llegó a casa.

Nala y Quillo.