Ha habido presiones desde el Vaticano... ¿Pero a quién le importa a estas alturas de la serie?
CAPÍTULO 11
En los tiempos de guerra, la
película de El Capitán América arrasaba en taquilla. Tanto calaba en los fans,
que ocurrió algo inesperado…
Alfredo Peláez, era un joven
muchacho español que se pasaba el día de taberna en taberna, que tenía una
barriga que más quisiera Obélix, que se bebía la cerveza como si fuera agua… El
hombre embarazado, le llamaban en su pueblo Villarubia del Monte.
Una noche oscura de invierano, fue
a visitar a su amigo pederasta, el profesor Utonium, a comer unos anacardos con
él.
―¡Hombre, profesor Plutonio!
―Saludó Alfredo metiéndole una hostia en la espalda, de esas tan españolas.
―Utonium, es Utonium… Sí, ya sé que
es una basura de nombre, pero el de Mojo Yoyo es peor incluso. ―Se mofó.
―Bonita cara cuadrada… ―Comentó
Alfredo, tocándosela con la mano.
―Me pillas ahora fabricando nenas,
para mi pequeño hobby… ―Abrió la tapa de la cazuela y fue echando los
ingredientes― Azúcar, especias (por si me dar por comérmelas, nunca se sabe) y
muchas cosas bonitas (un disco del Consorcio)…
¡Fueron los ingredientes escogidos
para crear unas nenitas perfectas! Pero el profesor Utonium añadió por descuido
algo más a su poción… ¡LA CERVEZA X!
―¡¡CERVEZA!! ―Alfredo fue totalmente
incapaz de controlar sus instintos cerveceros y se lanzó a la cazuela de golpe.
―¡¡NOOO!! ―Exclamó Utonium mientras
se rascaba el culo.
¡Y así nació el Capitán España!
¡Ahora con su ultra súper-poderes, el Capitán España consagrará su vida a combatir
a Jesús y las fuerzas del bien!
NO TE PIERDAS EL APOTEÓSICO FINAL EL SÁBADO 7/JUNIO/2014